Los enemigos de Roma by Philip Matyszak

Los enemigos de Roma by Philip Matyszak

autor:Philip Matyszak [Matyszak, Philip]
La lengua: spa
Format: epub, mobi
Tags: Divulgación, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2004-01-01T05:00:00+00:00


Plutarco, Vida de Antonio, 29

Tras dejar que sus subordinados continuaran con los preparativos de la campaña parta, Antonio marchó a Egipto con Cleopatra. Se ha especulado mucho acerca del motivo por el cual Antonio abandonó aparentemente los asuntos de estado para retozar con su reina egipcia. El encaprichamiento debió tener su importancia, aunque también pudo haber un deseo de trasladarse a un puerto más alejado de Roma, donde Octavio se estaba enfrentando a una gran cantidad de problemas políticos. Pero había otra razón. Aunque Antonio era un buen guerrero, la administración y la logística le aburrían hasta la extenuación. Los años previos al 41 a. C. habían sido violentos, agitados y peligrosos, por lo que Antonio empleó la pausa antes de la campaña parta para tomarse unas vacaciones. Tenía buenas razones para desear la compañía de Cleopatra. Puede que estuviera enamorado de ella, pero sin duda la amaba por su oro, su flota y por el trigo que podía proporcionarle. Por último, su relación amorosa con la última heredera de Alejandro Magno le proporcionó cierta consideración en el Oriente griego, donde Roma aún era profundamente odiada.

Cleopatra alimentó el amor de Antonio hasta el exceso, y las fuentes antiguas abundan en historias sobre su extravagancia. Se decía que Cleopatra y Antonio habían formado una banda de amigos llamados los Vividores Inimitables, cuya intención declarada era vivir la vida al máximo. Cleopatra señalaba que, dada su absoluta devoción por la causa de Antonio, no había necesidad de mantener en la reserva a una reina egipcia. Arsínoe, la antigua prisionera de César, era innecesaria por redundante y por constituir una amenaza. Antonio accedió a los deseos de Cleopatra y acabó con la vida de su hermana.

Como había ocurrido con César, Cleopatra concibió un hijo de su amante romano, y al igual que sucedió en el caso de César, su amante hubo de marcharse antes de que ella diera a luz. Antonio había recibido la noticia de que Fulvia había provocado por fin una rebelión generalizada contra Octavio. Partió con una flota de barcos para ayudar a su esposa si la rebelión progresaba, y para actuar de «mediador» si fracasaba. Cleopatra no volvería a ver a Antonio durante varios años.

Cleopatra hizo llegar a Antonio la noticia de que había sido padre de gemelos, y éste le contestó que había enviudado y se había vuelto a casar. La rebelión de Fulvia había fracasado, y ella misma había muerto por las privaciones de la campaña militar. Antonio se había visto obligado a negociar con Octavio, que había salido muy reforzado de la crisis y, como parte del acuerdo, Antonio tuvo que contraer matrimonio con la hermana de aquél. No eran buenas noticias para Cleopatra, especialmente si pretendía, como expresó un autor, «gobernar Roma por medio de romanos».

En el Oriente, los asuntos de Roma marchaban por buen camino. Ventidio rechazó el ataque de los partos sobre Siria, y Sosio y Canidio, los generales de Antonio, mantenían campañas exitosas en Armenia y el Cáucaso. Antonio se dirigió a Oriente llevando consigo a su esposa Octavia, que estaba encinta.



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